
Canarias ha fijado un objetivo ambicioso: aumentar la penetración de las energías renovables del 20% actual al 58% en 2040. Sin embargo, este salto no depende únicamente de la instalación de más parques eólicos o plantas solares, sino de resolver uno de los mayores retos del sistema: el almacenamiento de energía. En la actualidad, el archipiélago pierde cerca del 20% de la energía renovable generada debido a la falta de infraestructuras que permitan conservar el excedente.
“El salto cualitativo para aumentar el porcentaje de penetración es el almacenamiento”, advirtió Manuel Fernández, consejero de Industria del Cabildo de Tenerife, durante el III Foro Sectorial de Energías Renovables de Canarias. Fernández subrayó que, aunque se multipliquen los proyectos de energías limpias, “si no hay almacenamiento, no salen los números”, refiriéndose a la falta de rentabilidad del sistema sin soluciones para gestionar el excedente energético.
Inversiones millonarias, pero a largo plazo
Para abordar este desafío, se han destinado importantes recursos económicos. Solo el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha invertido 85 millones de euros en 51 proyectos de energías renovables y almacenamiento en el archipiélago. De estos, 30 se ubican en Gran Canaria, 11 en Fuerteventura, 8 en Tenerife y 2 en La Gomera. Estas iniciativas permitirán añadir 186 MWh de capacidad de almacenamiento y sumar 92,4 MW de nueva potencia renovable instalada.
No obstante, muchos de estos proyectos están aún en fase de desarrollo y no entrarán en funcionamiento hasta después de 2030. Esto deja a Canarias en una situación de vulnerabilidad, ya que la falta de soluciones inmediatas de almacenamiento podría frenar su transición energética.
Tenerife, a la cola en almacenamiento
Mientras Gran Canaria avanza con proyectos como la central hidroeléctrica de bombeo reversible de Chira-Soria, que contará con una potencia de 200 MW, Tenerife sigue rezagada en la implementación de infraestructuras similares. El proyecto de la central hidroeléctrica de bombeo reversible de Güímar, con un presupuesto de 800 millones de euros, busca solventar parte de este déficit. La instalación aprovechará los antiguos huecos mineros de la extracción de áridos en los barrancos del municipio, pero su puesta en marcha no está prevista antes de 2030.
Fernández fue crítico al respecto: “Hemos perdido mucho tiempo pensando dónde se llevará a cabo el proyecto de almacenamiento”, señaló, refiriéndose a los años de indecisión sobre la ubicación de la infraestructura. Además, recordó que la planificación energética depende del Gobierno de Canarias, mientras que el Cabildo solo puede “remar en la misma dirección”.
El riesgo de frenar la transición
La falta de soluciones inmediatas de almacenamiento no solo limita el aprovechamiento de las energías renovables, sino que también pone en riesgo el cumplimiento de los objetivos marcados para 2040. Canarias tiene un potencial enorme para la energía solar y eólica, pero sin sistemas eficientes para almacenar el excedente, este potencial no podrá explotarse plenamente.
Mientras tanto, el archipiélago sigue dependiendo en gran medida de los combustibles fósiles, lo que contradice sus ambiciones de sostenibilidad y lucha contra el cambio climático. Con inversiones millonarias en marcha pero proyectos a largo plazo, el desafío sigue siendo cómo dar el salto necesario sin perder más tiempo.
En un contexto global en el que la transición energética es urgente, Canarias enfrenta una carrera contra el reloj para no quedarse atrás.