Vivir con dignidad en 2016
Monserrat y Manuel son okupas. La crisis económica que azotó con virulencia la economía canaria a partir de 2008 dejó sin trabajo a Manuel, portugués de nacimiento, que se había desarrollado profesionalmente como pintor y chapista. Esta familia siempre ha vivido en el Risco de San Nicolás de la capital grancanaria. Antes de que todo empezara a ir mail vivían en una casa de alquiler en este mismo barrio. Cuando el desempleo tocó a la puerta, las ayudas como la Renta Activa de Inserción (RAI) dejaron de llegar y la falta de ingresos se hizo acuciante, tuvieron que dejar su casa. Aunque tienen 4 hijos, en ese momento solo tenían uno menor de edad y un nieto del que también se habían tenido que encargar.
Para ese entonces, la opción de solicitar una vivienda digna a la administración pasaba (y sigue pasando) por apuntarse a una lista para tener la suerte, mediante sorteo, de conseguir una vivienda digna.
Una vivienda digna
Esa vivienda digna, que un toque de suerte podría traerles, nada tiene que ver con la casa centenaria que okuparon hace 8 años muy cerca de la Iglesia de San Nicolás. Paredes que se vienen abajo, ausencia de baño, techos que no frenan la caída de la lluvia, pisos de madera llenos de agujeros por lo que podrían caer, humedades… Y sobre todo la falta de luz y agua. Monserrat y Manuel dosifican el agua que traen en garrafas. Hacen sus necesidades y se asean en el patio de la vivienda, en un retrete cuyo desagüe no va a ningún sitio. Calculan que la gasolina que consume el motor para tener luz en la vivienda asciende a 10 euros cada día, por lo que a final de mes llegan a gastar 250 euros solo en este concepto. Reconocen que no les avergüenza pedir dinero en la calle para poder hacer frente a este coste, lo que unido a los “cáncamos” que a veces puede hacer Manuel por poco dinero, les permite pagar esa factura. Los alimentos y la poca ropa que usan llegan en forma de ayuda solidaria desde parroquias y asociaciones de la zona.
Dignidad para recuperar a su hijo
Pero si por algo Monserrat y Manuel piden urgentemente una vivienda digna es para recuperar el cuidado de su hijo menor que en estos momentos reside en una casa de acogida por las malas condiciones de la vivienda donde viven sus padres. Es al hablar de su hijo cuando Monserrat se derrumba y hace un llamamiento a las administraciones para que agilicen una solución a su precaria situación .