
Juan Alberto Gutiérrez, vicepresidente de la Federación Provincial de Empresas del Metal y Nuevas Tecnologías de Santa Cruz de Tenerife (Femete) y presidente de la Asociación Empresarial de Instalaciones Eléctricas e Infraestructuras de Telecomunicaciones (Asinelte), intentó transmitir «tranquilidad» a la población canaria tras la interrupción de suministro energético vinculada al incidente del «cero energético» peninsular. «Lo ocurrido fue prácticamente normal dentro del contexto técnico», afirmó, refiriéndose a las caídas en telecomunicaciones y servidores por falta de respaldo eléctrico.
Sin embargo, su mensaje dejó al descubierto un problema estructural: el sistema energético canario es «débil, frágil y obsoleto». Gutiérrez lo calificó además como «uno de los más contaminantes de la UE» y advirtió de un «déficit de generación crítico» en islas como Tenerife, Gran Canaria y Fuerteventura.
Alerta energética y soluciones a largo plazo
Aunque el Gobierno canario decretó una alerta energética y se están tomando medidas, Gutiérrez subrayó que la instalación de grupos electrógenos de respaldo –claves para evitar colapsos– podría demorarse «entre un año y año y medio».
Desde Femete y Asinelte reclaman acelerar la transición hacia un modelo «robusto, eficiente y sostenible», especialmente para garantizar servicios esenciales como telecomunicaciones. La dependencia de infraestructuras envejecidas y contaminantes, sumada a la lentitud en las soluciones, expone al archipiélago a riesgos recurrentes.
Mientras las autoridades piden paciencia, la vulnerabilidad del sistema eléctrico canario sigue siendo una bomba de relojería.