Artículo de Manuel Artiles sobre las polémicas declaraciones de Brufau acerca de las prospecciones de Repsol en Canarias
Opinión
20 mar. 2017

El dolor de muelas

Lo reconozco: nunca me gustó este hombre. Me refiero a Brufau, Bufao o como quiera que se llame. Vamos, el que preside Repsol. Digo que nunca me gustó porque quienes lo conocieron, que yo no, me dijeron que, además de arrogante, parecía déspota y presuntuoso. Vamos, por la descripción pudiera parecer primo hermano de Calatrava, el que diseñó el Recinto Ferial tinerfeño y nos lo entregó lleno de grietas por las que fluye el agua cada vez que caen  cuatro gotas. El mismo que nos metió una sablada que agüita por el Auditorio Adán Martín y al que están requiriendo desde el Cabildo para que venga por la isla con casco y ropa de brega a reparar lo que tanto nos ha costado. Es muy propio del  típico chulo especulador, referirse a un territorio como tercermundista, mierda de isla, y otros improperios, cuando sus chanchullos no les salen bien. Y no lo digo por Brufau, Bufao o como quiera que se llame, o el propio Calatrava (en realidad, lo digo también por ellos). Si no por tantos miserables que tras su paso por esta tierra unos mamando un montón y otros sin lograr asaltarnos se han ido de estas islas cagando leches (Que poco fino me ha quedado esto). Lo peor no es que este tipo de machangos llegaron y encontraron cobijo por estos lares de la mano de conocidos políticos que les calentaban el bolsillo y que, sin duda, son más miserables, simplones y chulos que los "escaldados ingratos". 

 

 Se le calentó la boca

Y es que al presidente de Repsol, Antonio Brufau, Bufado o como quiera que se llame, se le calentó la boca y no se le ocurrió otra cosas, en medio de una entrevista, que calificar de "tercermundista" la oposición que encontró su compañía por parte de las instituciones de las islas a sus interesadas prospecciones petrolíferas.

Antonio, nombre de pila del presidente de la petrolera, en declaraciones a la COPE, tildó de "dolor de muelas" el rechazo institucional con el que Repsol chocó en Canarias cuando quiso buscar hidrocarburos a 60 kilómetros de Lanzarote y Fuerteventura y lo contrapuso con las felicitaciones que ha recibido en Alaska (EEUU) tras descubrir un importante yacimiento.

Hay que decir, en honor a la verdad, que Canarias ha adolecido en muchas ocasiones de políticos que practiquen acciones propias del primer mundo al que decimos pertenecer. También entendemos el dolor de muelas que le produjo al arrogante Antonio el rotunto NO AL PETROLEO que le espeto nuestro pueblo en toda su trompa. Superar eso debe ser jodido, solo asumible a base de tranquimazin o de nuevos yacimientos en Alaska. No debemos olvidar que al presidente de Repsol lo acompañaban en sus pretensiones, ministrados personajes, políticos con atuendo de babosas, que le calentaron la cabeza diciéndole que en las islas, además de políticos tercemundistas, que los había, eramos una sociedad simplona e incapaz de generarle a un hombre tan brillante como él un jodido dolor de muelas.

Con lo que no contó Brufau, Bufao o como quiera que se llame, es con que, al margen de la oposición institucional que le dieron las administraciones canarias, en algunos casos de parte de líderes políticos convertidos al ecologismo de la mañana a la noche, fue con la madurez de la sociedad de las Islas. Lo que realmente le jodió fue que los canarios casi unánimemente se plantaron y le dijeron a la cara que aquí de sus negocios el único que dejaríamos que se implantara sería el de las gasolineras, y porque nos venía bien. Que de prospecciones, nada.

 

Los dolores de muelas de Brufau

Realmente el dolor de muelas que Antonio, el de repsol, sufrió en Canarias, cuando los canarios lo mandamos a freir chuchangas es nada con el que, con parte médico en mano, sufrió en agosto de 1996 cuando una explosión producida en una caldera de vapor de la refinería de Repsol en Puertollano causó la muerte de cuatro personas y heridas leves a otras cuatro. El Tribunal Supremo impuso una multa de 390.000 euros a Repsol (vamos, cuatro perras). Jodido fue el dolor de muelas de Antonio y los suyos en agosto de 2003, cuando se produjo otro grave accidente en la refinería de Repsol en Puertollano. Esta vez provocando la muerte de nueve personas. La explosión se achacó a un fallo humano, pero los sindicatos insistieron en la falta de medidas de seguridad y mantenimiento de la compañía. La Consejería de Industria de Castilla-La Mancha concluyó que Repsol había incumplido la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (incumplimientos más bien propios de una empresa tercermundista). Con nolotil bajó Repsol, el dolor de encías que padeció en noviembre de 2007, cuando el Ministerio de Medio Ambiente sancionó a Repsol con 583.000 euros por un vertido generado por su refinería de Puertollano en el río Ojailén. La petrolera siempre ha padecido de sangrado en las encías. Así que en mayo de 2009, las prospecciones de Repsol en Tarragona provocan el vertido de más de 130.000 litros de petróleo al mar. Greenpeace calcula que los trabajos de Repsol en sus instalaciones de Tarragona han provocado hasta 16 episodios de derrames contaminantes entre 2001 y 2013. En Abril de 2010, los odontólogos le pidieron a Brufau hacerles unas radiofías en los dientes de su empresa (en sentido figurativo) al producirse una explosión en la refinería de Repsol en A Coruña, que provocó la muerte de un trabajador de 37 años, mientras que otro operario sufrió quemaduras del 70% en su cuerpo. 

 

La cosa se pone seria

Dejamos empastes, endodoncias e implantes a parte y pasemos del sentido figurativo y llamemos las cosas por su nombre. Y a ser posible con nombres y apellidos, o mejor dicho tragedias con sus correspondientes fechas. 

Diciembre de 2010: Un accidente en una plataforma petrolífera de Repsol, a 50 kilómetros del Delta del Ebro, provocó un vertido de cerca de 180.000 litros de crudo.

Febrero de 2012: Un derrame de 15.000 litros de petróleo mancha el Delta del río Colville, en Alaska, tras una explosión inducida por una fuga de gas en la instalación de Repsol.

Abril de 2013: Un escape en uno de los tres pozos petrolíferos que explota Repsol en el Delta del río Colville, en Alaska, provoca un nuevo vertido de 25.000 litros de crudo.

Junio de 2013: El Estado de New Jersey impone una multa a Repsol y varios socios de la compañía de 130 millones de dólares por vertidos del agente naranja, dioxinas y otros contaminantes a sus ríos y la bahía de Newark, a raíz de las operaciones en la planta química de Diamond Shamrock.

Julio 2016: Un incendio en la refinería de Repsol en A Coruña provoca quemaduras en el 50% del cuerpo de una trabajadora. El accidente se está investigando.

 

Postdata

Querido Brufau, Bufao o como quiera que te llames. Me alegro de que te calientes y andes mosqueado como un mono porque las instituciones canarias te mandaran a hacer negocios  a otro lado. Bendito tercermundismo el nuestro. Aun más me alegro por la manera tan clara que tuvimos los isleños de plantarte cara a ti, genio y figura hasta la sepultura, y propiciarte públicamente un puñetazo en todas tus pretensiones, que tú sabiamente has encajado como un insufrible dolor de muelas.

Créeme Antonio, que lo siento por ti. Y si de verdad tan jodido estás, recoge todos tus bártulos de esta tierra, eso incluye las estaciones de servicio que Repsol tiene repartidas por toda Canarias, arranca para otro lado con ellas y móntalas en el primer mundo.