3 años sin agua y 8 meses sin luz. Amalia Ramírez: "mi familia ha tocado fondo"
Sociedad
17 abr. 2016

"Desde los nueve años trabajando y así me lo paga la vida"

Con la llegada de la crisis económica, buena parte de la familia de Amalia se quedó sin empleo y sin casa. Lo perdieron todo. En la vivienda de protección oficial de Amalia, en Los Andenes, La Laguna, llegaron a vivir 13 personas que salían adelante con el pequeño sueldo que esta mujer de 56 años cobraba mensualmente como cuidadora de personas mayores. Con lo que ganaba, solo les daba para cubrir los gastos de la comida, y las deudas empezaron a ahogar a la familia. Al no poder afrontar los gastos del suministro de agua, Amalia, aunque se arrepiente, asegura haberse visto obligada a acoplarse a la red, hasta que la empresa se dio cuenta, le cortó el suministro y la multó con casi tres mil euros. "La multa me partió por la mitad, me mataron", cuenta esta vecina. En ese momento los servicios sociales del ayuntamiento lagunero le tramitaron una ayuda de 400 euros que iba  íntegramente destinada a pagar la deuda y la multa contraída con Teidagua, la empresa que gestiona el agua en el municipio.

La situación empeoró cuando Amalia se quedó en paro. El ayuntamiento consiguió que esta familia volviera a tener suministro de agua haciendo frente a una cuota mensual de 30€ y con la posibilidad de hacer un aplazamiento en el momento en que no pudieran afrontar el pago. Los primeros cuatro meses Amalia consiguió que familiares y conocidos le echaran una mano, pero al quinto mes no pudo seguir pagando y solicitó un aplazamiento que, para su sorpresa, le negaron.

Al verse en un callejón sin salida, sus hijos se desplazaban cada día hasta el campo de fútbol del barrio a buscar agua, y luego a varias fuentes situadas cerca de la vivienda. Por diferentes motivos no pudieron seguir recogiendo agua en esos puntos y ahora, Amalia y los dos hijos y dos nietos que aún viven en la casa familiar, mendigan agua entre vecinos y organizaciones no gubernamentales. "Un vecino nos da 8 litros de vez en cuando pero no le puedo pedir para hacer de comer, beber, ducharnos o lavar la ropa", dice Amalia. Hasta tal punto llega su situación que esta mujer separaba un litro y medio de agua cada día para ducharse antes de ir a rehabilitación en un centro hospitalario justo después de que la operaran para colocarle una prótesis. Los problemas que ha tenido que asumir desde el estallido de la crisis han generado a Amalia un estado de ansiedad y depresión que trata con la ayuda de psicólogos y psiquiatras del sistema público. "Me tienen la vida acortada, vivo gracias a algunos vales que me da Cruz Roja, pero muchas veces nos acostamos sin comer y nos levantamos sin comer. A mi hijo lo operaron urgente del pulmón, yo me fui a los servicios sociales porque mi hijo necesitaba agua, la trabajadora social se involucró e intentó que Teidagua reconsiderara la situación, pero la respuesta fue negativa", cuenta Amalia. "No pudieron hacer nada porque seguía debiendo a la empresa mucho dinero".

Esta familia vive desde hace ocho meses también sin luz, no tienen recursos para afrontar las facturas. "No levanto cabeza, no puedo trabajar porque estoy mal de la espalda, tengo artrosis en la columna, tomo morfina y cuando me dan los dolores me salen bultos. Yo siempre he trabajado, me quedé viuda muy joven, saqué a mis hijos adelante con 34 años yo sola y siempre he luchado, desde los 9 años, y mira como me trata ahora la vida".

Amalia Ramírez pide encarecidamente ayuda a las administraciones, en concreto al Ayuntamiento de La Laguna, para que le repongan al menos el suministro de agua y así poder tener una vida más llevadera.