Recreación del exoplaneta cubierto de volcanes. /IAC
Sociedad
17 may. 2023

Descubren un exoplaneta del tamaño de la Tierra y potencialmente cubierto de volcanes

Una investigación internacional, con participación del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), halla un exoplaneta del tamaño de la Tierra que podría estar cubierto de volcanes. Denominado 'LP 791-18 d', el planeta podría sufrir erupciones volcánicas con tanta frecuencia como 'Io', uno de los satélites de Júpiter y el objeto con más actividad geológica de nuestro sistema solar, según informa el centro científico en una nota.

El estudio, que se publica en la revista científica Nature, recoge que 'LP 791-18 d' orbita alrededor de una pequeña estrella enana roja situada a unos 90 años luz de distancia, en la constelación Cráter.

El equipo estima que es sólo ligeramente mayor y más masivo que la Tierra y este exoplaneta forma parte de un sistema planetario del que ya se conocían otros dos mundos, 'LP 791-18 b' y 'c'.

El planeta interior b es aproximadamente un 20% mayor que la Tierra y el planeta exterior c tiene unas 2,5 veces el tamaño de la Tierra y casi nueve veces su masa, recoge una nota del IAC.

Durante cada órbita, los planetas d y c pasan muy cerca el uno del otro y cada paso cercano del planeta c, más masivo, produce un tirón gravitatorio sobre el planeta d, haciendo que su órbita sea algo elíptica.

En esta trayectoria, el planeta se deforma ligeramente cada vez que gira alrededor de la estrella. "Estas deformaciones pueden crear suficiente fricción interna para calentar sustancialmente el interior del planeta y producir actividad volcánica en su superficie", explica Merrin Peterson, estudiante de postgrado de la Universidad de Montreal (UdeM) que ha liderado el estudio.

De hecho, Júpiter y algunas de sus lunas afectan a 'Io' de forma similar.

El planeta d se encuentra en el borde interior de la zona habitable, el intervalo de distancias a una estrella en el que podría existir agua líquida en la superficie de un planeta.

Así, si el planeta es tan activo geológicamente como sospecha el equipo de investigación, podría mantener una atmósfera y las temperaturas podrían descender lo suficiente en el lado nocturno del planeta como para que el agua se condense en la superficie.

"LP 791-18 d tiene un lado constantemente orientado hacia su estrella. El lado diurno probablemente estaría demasiado caliente para que existiera agua líquida en la superficie, pero la cantidad de actividad volcánica que sospechamos que se produce en todo el planeta podría sostener una atmósfera, lo que haría posible la condensación de agua en el lado nocturno", comenta Björn Benneke, investigador de la UdeM que ha coliderado el estudio.

Felipe Murgas, investigador del IAC y coautor del artículo, señala que "este estudio es muy revelador ya que una de las grandes preguntas de la astrobiología, el campo que estudia los orígenes de la vida en la Tierra y más allá, es si la actividad tectónica o volcánica es necesaria para la vida".

Por su parte, Enric Pallé, investigador del IAC que también ha participado en el estudio, sostiene que "además de proporcionar potencialmente una atmósfera, estos procesos podrían agitar materiales que de otro modo se hundirían y quedarían atrapados en la corteza, incluidos los que se cree que son importantes para la vida, como el agua o el carbono".

Los científicos descubrieron y estudiaron el planeta utilizando datos del satélite TESS (Transiting Exoplanet Survey Satellite) de la NASA y del telescopio espacial 'Spitzer', así como de un conjunto de observatorios terrestres, incluidas observaciones con 'MuSCAT2' instalado en el Telescopio Carlos Sánchez.

Las observaciones del sistema realizadas por 'Spitzer' fueron de las últimas que recogió el satélite antes de su retirada del servicio en enero de 2020.

El planeta c ya ha sido aprobado para ser observado por el telescopio espacial James Webb (JWST), y el equipo espera que el planeta d sea un candidato excepcional para los estudios atmosféricos de la misión.

Por parte del IAC, también han participado en el estudio los investigadores Hannu Parviainen y Kiyoe Kawauchi (actualmente, trabaja en la Universidad de Tokio).