Un vigilante de seguridad de la empresa Sinergias pide a la Inspección de Trabajo que actúe o que trate el caso como “maltrato animal"
Sociedad
14 abr. 2019

Cuatro meses sin cobrar y abandonados a la intemperie

Cuatro meses sin cobrar, trabajando a la intemperie en un descampado, sin lugar donde resguardarse de las inclemencias del tiempo, ni agua, ni luz eléctrica y con un cubo y un rollo de papel higiénico como única herramienta para atender sus necesidades. Esas son las condiciones en las que los vigilantes de seguridad de la empresa Sinergias de Vigilancia y Seguridad están ejerciendo sus funciones en la obra del vial de Las Moraditas de Taco, que realiza Fomento de Construcciones y Contratas (FCC).

El martirio de estos trabajadores los está llevándolos a la desesperación. Sinergias, que ha presentado concurso de acreedores de forma voluntaria y a la que la Fiscalía vincula con Miguel Ángel Ramírez, el propietario de Seguridad Integral y actual presidente de la Unión Deportiva Las Palmas, adeuda el salario de cuatro meses a más de cien trabajadores en Tenerife, a los que no les queda más remedio que acudir a diario a sus puestos de trabajo. Por si fuera poco, en el caso de los vigilantes de esta obra de FCC, las condiciones laborales también han empeorado drásticamente.

Uno de ellos, Luis Jordán Morales, asegura haber perdido el miedo. El mismo miedo que hacen que muchos de sus compañeros callen y sobrevivan junto a sus familias gracias al apoyo familiar y de las ONG. Jordán ha presentado una denuncia ante la Inspección de Trabajo que dice así:

“Como ya saben de las miles de denuncias contra esta empresa, soy subrogado desde el 2014. Llevo 4 meses sin cobrar mi salario. Como saben, estamos en el descampado de la obra de Las Moraditas de Taco UTTF5 vial. Como ya saben, no tenemos ni luz ni agua y ya saben como hacemos nuestras necesidades (ver denuncias anteriores). Si ustedes no ven delito ni riesgo laboral, como cuando me dio el infarto en 2016 y la rotura del brazo en 2018 por las malas condiciones del servicio, entonces pónganlo como maltrato animal porque estamos como animales en ese descampado. Yo tengo que venir porque no pasa nada. El poder económico es más fuerte que la maquinaria del Estado”.

Jordán sostiene que el infarto le dio porque, cuando los subrogaron, “nos quitaron todos los derechos y la mitad del sueldo”, después de soportar el apremio de los bancos y la falta de comida... Según narra, entonces FCC “no se preocupó de mi” y fue él mismo el que pidió la ambulancia antes de desmayarse, por lo que insiste en que “el estrés que me ha causado esta empresa casi me cuesta la vida”.

Este vigilante añade que cuando en 2018 se rompió un brazo al caerse por una escalera a consecuencia de la falta de luz, ni FCC ni Sinergias de Vigilancia y Seguridad se preocuparon por él pese a que tuvieron que operarlo por las heridas causadas en el accidente laboral.

Es evidente que “mis compañeros y yo corremos verdaderos riesgos laborales” y es por eso que ha presentado una nueva denuncia ante la Inspección de Trabajo e insiste en que “díganle al Seprona que hay varios perros en el descampado, que llevan cuatro meses sin comer, sin poder hacer nuestras necesidades -porque ni aseos hay- y tenemos que hacerlas al borde de un barranco”.

Jordán asegura que se han dirigido en múltiples ocasiones a Fomento de Construcciones y Contratas y concretamente al responsable de esta obra, pero no han logrado hablar con él y que también ha remitido innumerables correos electrónicos a esta empresa. Todo en saco roto.

Pero ahí siguen estos trabajadores, como el puente que está junto al Hospital Universitario de La Candelaria, que va no a ningún lugar y un vial que comenzó a ejecutarse en 2008 y donde un grupo de vigilantes de seguridad ejerce sus funciones en unas condiciones lamentables y sin cobrar sus salarios.