Cinco años sin poder salir de su casa
Desesperado y sin esperanza. Así se encuentra Ramón, un vecino del barrio de La Hornera, en La Laguna. Hace 7 años sufrió un ictus que le dejó serias secuelas. Desde ese entonces no puede caminar y utiliza una silla de ruedas para desplazarse. Vivía con su mujer Mercedes en la cuarta planta de un edificio sin ascensor. Ante la imposibilidad de poder acceder a la calle con su silla de ruedas plantearon el problema al Ayuntamiento de La Laguna. En ese momento era concejala de Servicios Sociales Blanca Pérez, quien facilitó a Ramón y a Mercedes, un matrimonio de pocos recursos económicos, la posibilidad de vivir en una casa de protección oficial que, aunque no estaba adaptada para personas con discapacidad, se encontraba casi a la altura de la calle. La idea era construir una puerta que desde el rellano de la vivienda condujera a un local comercial que no estaba siendo utilizado y, desde allí, una segunda puerta que ya existe diera acceso a una rampa que sí habría que llevar a cabo para salvar el desnivel existente. El Ayuntamiento se comprometió con la obra e hizo la rampa pero, según la familia, para la obra interior había que solicitar permiso al Ministerio de la Vivienda. La lucha de Mercedes para buscar una solución comenzó hace 5 años, la rampa se construyó hace 10 meses.
Desde entonces, pocas noticias ha tenido la familia de Ramón sobre qué va a pasar, puesto que hay una rampa que no está siendo utilizada porque no se ha tirado el muro donde iría colocada la puerta. "Hace más de un mes que desde el Ayuntamiento me llamaron para decirme que en menos de 15 días el problema estaría resuelto porque ya hay autorización, pero los días pasan y aquí no aparece nadie", cuenta Mercedes, muy angustiada porque lo más que desea en el mundo es poder sacar a su marido de casa. "Lo único que pido es una solución urgente, que me hagan la puerta, porque somos dos personas mayores que merecemos vivir con dignidad y mi marido hace muchos años que no siente el calor del Sol y está desorientado dentro de casa". Ramón además tiene un principio de alzhéimer y necesita de los cuidados de una pareja de asistentas para ser duchado, servicios que sí recibe.
Mientras no llega la puerta, Ramón continúa recluido en el interior de su vivienda sin la posibilidad de hacer vida fuera de ella porque las barreras arquitectónicas se lo impiden.