Casi 20 años esperando por una vivienda pública
Hace 35 años que Marian vive en el mismo piso de la calle Domingo J. Manrique del barrio de La Cuesta, en el municipio tinerfeño de La Laguna. Paga actualmente un alquiler de los denominados 'de renta antigua' de 84 euros con una pensión que no llega a los 600 euros por la discapacidad del 77% que tiene reconocida desde hace 18 años. Padece un enfisema pulmonar en estadio cuatro que le obliga a estar conectada prácticamente las 24 horas del día a una máquina de oxígeno. "Hay días que ni siquiera puedo atarme los cordones de los zapatos", asegura Marian, que necesita de la ayuda de otras personas para ducharse o para la realización de tareas domésticas.
A esta vecina de La Cuesta 49 escalones la separan de la calle. "Solo salgo a la calle para ir al médico porque me cuesta mucho subir y bajar las escaleras, encima vivo en una casa con muchas humedades, se caen los techos parcialmente, las ventanas y las puertas no encajan, y eso es perjudicial para mi enfermedad porque hay constantemente corrientes de aire. He tenido incluso que colocar la cama en medio del dormitorio para evitar que me caiga yeso encima", dice Marian. Ha pedido al propietario de su casa, que es dueño también de todo el edificio, que arregle los numerosos desperfectos, ya que durante las últimas décadas este bloque de viviendas ha carecido de mantenimiento. El propietario argumenta que si arregla los desperfectos no llegaría a amortizar el gasto debido a que los vecinos pagan unos alquileres muy bajos, así que ha declinado las peticiones de Marian en reiteradas ocasiones. Para poner solución a este problema, Marian y su familia solicitaron hace 19 años al Ayuntamiento de La Laguna una vivienda pública que poder pagar cómodamente con sus limitados ingresos. Aún espera que se la adjudiquen. Marian asegura que Muvisa, la empresa municipal de vivienda, le ha comunicado que no existen pisos en la ciudad para cubrir actualmente toda la demanda. "Lo que me cuesta entender es que durante estos últimos 19 años todos los casos hayan sido más graves que el mío, que vivo en una casa que me está enfermando más cada día", dice Marian. La solución que le ha dado la administración es que se acoja a una ayuda al alquiler, pero Marian considera que eso no le da seguridad de cara al futuro porque "cuando el ayuntamiento decida que se acaba la ayuda yo no podría afrontar el pago de un alquiler normal y tengo miedo a quedarme en la calle". Y todo esto a pesar de que los técnicos de Muvisa han visitado en varias ocasiones la vivienda y reconocen que su casa no reúne las condiciones mínimas de habitabilidad, y menos para una persona con los problemas de salud de Marian.
Otra opción que barajó la familia en su momento es acogerse al plan de viviendas de protección oficial de promoción privada pero, según Marian, le han dicho que no cumple con los requisitos al tener unos ingresos bajos. Tampoco las ayudas al alquiler que hoy en día están facilitando los bancos podrían solucionar su problema porque, como en el caso de las ayudas públicas, en el momento en que se acaben corre el riesgo de quedarse en la calle. Marian y su familia de momento continúan en su domicilio de La Cuesta esperando que pronto puedan salir de las listas de espera para acceder a una vivienda pública y poder disfrutar por fin de una mejor calidad de vida.