50 años robando corazones
Son extraordinarios. Los chicos, por supuesto, y también los voluntarios y los trabajadores de Aspronte. Conozco los dos centros, el de Santa Cruz y el de La Orotava, y solo tengo buenas palabras. Hace 50 años, los padres y las madres de las personas con discapacidad psíquica en Tenerife tenían mucho miedo. No sabían qué hacer para conseguir la integración de sus hijos en una sociedad cruel. No existía una educación especializada para ellos y muchas familias preferían esconder esa realidad por vergüenza. Aspronte llegó a celebrar el Día del Subnormal. Estos valientes recorrían las calles de la capital tinerfeña con huchas para recaudar fondos. Tenían que financiar su sueño: conseguir que cada persona, independientemente de su grado de discapacidad, tuviera un proyecto de vida conforme a sus necesidades y autonomía, desarrollando al máximo su potencial. Las cosas, por suerte, han cambiado mucho, y con el esfuerzo de los familiares y la alegría de los chicos, Aspronte nos ha ganado. El camino siempre ha estado plagado de tropezones, como todos los caminos de los soñadores, pero lo han conseguido. Estos centros privados de Educación Especial pueden estar contentos con los avances que han logrado para cientos de estudiantes.
Tenerife está con ustedes
Si preguntamos a su actual presidente, Juan Arroyo, por los momentos felices y por los tristes, siempre obviará lo segundo. Y es que basta con permanecer durante unos minutos entre ellos para impregnarnos de su inocencia y su cariño desmedido. Me gusta Aspronte, y me gusta la gente buena de mi tierra. Durante medio siglo Tenerife ha comprendido la misión de esta organización y la ha apoyado a través de las propias instituciones, pero sobre todo a través del respeto. Aspronte necesita del empuje de todos ante la realidad de personas que buscan una integración que debería estar más que superada. Al futuro miran con ambición, no hay que rendirse. El centro de Santa Cruz tiene muchísimas limitaciones al ser un edificio antiguo. A medio plazo quieren acabar con las barreras físicas, mejorar la distribución del espacio y cubrir una demanda histórica: la necesidad de una residencia con pisos tutelados para que los usuarios de mayor edad puedan independizarse y evitar que el día de mañana, cuando no estén sus padres y sus familiares más cercanos, no dependan de nadie.
Siento Aspronte como mi familia. A ustedes les pasará igual. Si camino por el entorno de La Salle y me cruzo con alguno de sus alumnos, el abrazo está garantizado. Los podemos ver en el cine, en una terraza, en el tranvía... Son visibles, nadie los esconde, ser de Aspronte es un orgullo. Creo que esta sociedad tiene que sentir una alegría compartida con esta organización y celebrar junto a ellos los triunfos en materia de igualdad social de un pueblo noble y tolerante. Trabajemos sin descanso por mejorar este proyecto educativo, no paremos el motor, consigamos para ellos una vida normal, démosle todo nuestro aliento.
Aniversario
En unas semanas celebrarán un acto institucional donde vamos a llorar mucho, de alegría y satisfacción. Con Aspronte miraremos hacia atrás y comprobaremos como los miedos de aquellos padres están superados. El viernes estuve en sus instalaciones firmando un nuevo convenio del Plan Islas Solidarias de MírameTV, y le pregunté a una trabajadora que lleva tres décadas vinculada a la organización que me hiciera un balance de estos años. No pudo contener las lágrimas. Comprendí la fuerza con la que sienten su proyecto, y me la transmitieron. Salí de allí feliz, con ganas de escribir estas líneas, pensando en esas familias que con tesón han construido algo tan bonito para Tenerife. No podemos olvidarnos de los muchos presidentes y directivos que han peleado para que Cabildo, Gobierno de Canarias y ayuntamientos les hagan caso. Cuentan con las administraciones para sus planes de futuro, y exigiremos un compromiso.
A los que creyeron en este proyecto, los felicito. Han conseguido que este mundo sea un poquito mejor. A los que leen, les invito a acercarse a la realidad de estos chicos y entenderán su grandeza. Aprenderán mucho de personas como mi amigo Sergio, con Síndrome de Down. Me encanta su espontaneidad y su locura, su sonrisa sincera y su amabilidad nerviosa, ojalá verlo todo con sus gafas.
Aspronte, gracias. A por otros 50 años robándonos el corazón.