Se divorció de su mujer y se quedó en la calle sin un lugar donde vivir
Sociedad
30 abr. 2016

15 años viviendo en un banco

Manuel tiene 61 años, un 80% de discapacidad y ha pasado gran parte de su vida viviendo en la calle. Antiguamente era pintor, trabajaba por su cuenta sin ningún tipo de seguridad social y por tanto su pensión es mínima, con el tiempo le diagnosticaron una enfermedad en la espalda y tuvo que dejar de trabajar.

Su vida cambia radicalmente cuando se divorcia de su mujer “me dijeron que tenía que irme de mi casa y como yo era ignorante, no sabía, me fui” “con el tiempo me enteré que no tenía que haberme ido pero en ese momento no estaba bien, no estaba centrado”.

A partir de ese instante los bancos de la calle hacen de cama y de hogar para Manuel, durante el día siempre acude al mismo lugar en el barrio de Añaza pero cuando cae la noche va cambiando de sitio “nunca le digo a la gente donde duermo porque no quiero problemas” “antes dormía en la misma zona y me robaban las cosas, por eso decidí cambiar de sitio cada noche”.

Hace unos años acudió a servicios sociales para que le ayudaran a mejorar su situación pero asegura que la respuesta fue muy negativa “yo le conté mis 15 años en la calle, le expliqué por todo lo que había pasado, que además tengo una incapacidad para trabajar por un problema grave en la espalda y me dijeron que ahí no podían ayudarme”. Alguna noche con tormenta y mucho frío lo han ido a buscar para que duerma en el albergue municipal pero Manuel no quiere estar ahí “nos dieron unas colchonetas y nos tiraron en el suelo como si fuéramos perros, el ambiente es muy conflictivo, hay mucha gente y dormir es imposible” “para dormir en el suelo prefiero estar en la calle”.

Manuel sobrevive gracias a la ayuda de vecinos y conocidos que le echan una mano para poder vestir, alimentarse y asearse. “Lo que yo quiero es fácil, quiero una casa, donde pueda dormir, bañarme y hacer de comer, solo eso, no pido nada más” “He puesto dos instancias para solicitar una vivienda y las dos me las han denegado”.

Manuel es el reflejo de las personas sin hogar que deambulan por nuestras calles, una situación de exclusión social con la que convive la sociedad. Muchos de ellos quieren mantener ese tipo de vida pero Manuel sí desea cambiar, y es muy duro y muy injusto que una persona tenga que pasar su vejez durmiendo entre los bancos de su ciudad.