Gracias señor Presidente; señores diputados y diputadas; miembros del Gobierno en funciones; autoridades; invitados; periodistas y todas aquellas personas que nos están siguiendo a través de los distintos medios de comunicación, buenos días.
UNA CANARIAS MEJOR ES POSIBLE Y NECESARIA
Me presento hoy aquí con el convencimiento profundo de que Una Canarias Mejor es Posible. Una Canarias más Justa en lo Social, más Solidaria en lo Económico y más Sostenible en su Territorio.
Son las tres ‘S’ (Social, Solidaria, Sostenible) con las que pedí la confianza de los votantes, las eses con las que hemos cerrado un Pacto de Progreso, y las mismas que definen el camino a seguir en Canarias –social, solidaria, sostenible- y por las que espero contar con el apoyo de esta Cámara.
Un pacto de progreso que dará vida a un pacto con la ciudadanía. Un pacto con quienes han apoyado a las fuerzas que hemos firmado este acuerdo y también con los que no.
Un pacto que nace con la vocación de dar respuesta a las demandas de las mujeres y hombres de nuestra tierra; de atender, entender y responder, con la vocación de estar a la altura de la ilusión y las expectativas que se han generado.
Hace ya muchos años que esta tierra es dueña de su destino y, recientemente, gracias a la reforma de nuestro Estatuto de Autonomía, con mayor vigor. Sin embargo, creo que nuestro caminar no ha sido bueno para todos, y el progreso ha dejado a miles de personas, de manera injusta, por el camino, a miles de canarios que sólo han podido ser espectadores de la evolución de una tierra que les ha echado a un lado.
Esos canarios y canarias deben ser la prioridad. Cuando el progreso da la espalda a miles de familias, ese progreso no existe. Porque un progreso que deja a familias en la cuneta, desde una perspectiva económica, lo que termina generando es brecha social, desequilibrio y frustración.
Progresamos cuando avanzamos todos. Mejoramos cuando lo hacemos todos. Trabajar con esa premisa es el camino del buen gobierno y ese es el compromiso que nos permitirá conseguir ser el gobierno de la inclusión.
Soy un convencido de la acción política. Está en nuestras manos que la calle vuelva a ver en la política una actividad capaz de ofrecer soluciones. A cada dificultad, una salida.
Un ámbito de actuación, la política, desde el que demos respuesta a lo que se necesita y a quienes lo necesitan. Creo en ello, en la política; pero no para crear poder, sino para solucionar problemas.
Es una actitud vital. Una pasión. Quienes lo sienten, quienes lo sentimos, compañeras y compañeros parlamentarios, sabemos lo que significa y lo difícil que ha sido el trayecto para llegar hasta aquí. Llegar a un Parlamento, el de Canarias, que es la esencia democrática de nuestra tierra.
Hubo quienes perdieron la vida defendiendo la libertad y la democracia. Familias quebradas a las que se las intentaba engañar socialmente, afirmándose que esos desaparecidos, algunos encontrados vilmente asesinados en los pozos de Arucas, en realidad habían abandonado a sus hijos e hijas; a sus esposas, madres, padres y hermanos, para buscar una vida mejor.
¡No! Fue justo al contrario: perdieron lo más preciado, la vida, para que nosotros, sí, sus descendientes, tuviésemos una vida mejor. Una vida en la que la única arma fuera la palabra, en la que votar fuera un derecho, en mayúsculas, en la que convencer debatiendo fuera una premisa indiscutible y que no venciera, -y por eso murieron-, la imposición de unos pocos sobre el pueblo legítimo.
Yo tuve suerte: mi abuelo no murió, pero él y sus hermanos sí sufrieron años de cautiverio, prisión y vejaciones, exclusivamente por ser demócratas, republicanos y socialistas. Él pudo envejecer, pero otros no, y lo hizo junto a la mujer con la que se casó y con la que pudo tener familia.
Soy heredero de su lucha. De sus obligados silencios. De su honradez. De su respeto. Soy de un pequeño barrio de Arucas, llamado La Goleta, en la que hubo otros abuelos perseguidos, otras abuelas que sufrieron, otras familias rotas.
Las hubo en los 88 municipios de Canarias, y en las ocho islas. Y este Salón de Plenos, como sede de consejos de guerra, es aciago testigo de ello.
Seamos, por tanto, merecedores, por la libertad de la que disfrutamos, de reconocérselo en justicia.
Por su memoria, por sus ejemplos. Por sus enseñanzas, por sus sacrificios, permítanme dar las gracias a quienes me han hecho crecer en valores, a quienes me han enseñado que errar es humano y que cada día puedes aprender algo nuevo, a quienes siempre tienen un abrazo y una sonrisa hasta en los peores momentos, a quienes nunca me van a fallar.
A mis padres y hermanos, a mi familia y amigos, a la mujer que comparte su vida conmigo y al hijo a quien le robo demasiadas horas de juego y que nunca, -tiene cuatro años-, lo entiende, y además tiene razón. Y todo ello por nuestras obligaciones.
Les doy las gracias, porque esa lucha en buscar la defensa del bien común es la base sobre la que me he formado, y sobre ese profundo pilar filosófico es sobre el que he asentado mi vida pública.
La política es una herramienta capaz de mejorar el día a día de las personas, y en Canarias, existen más de dos millones que cada mañana despiertan con ese objetivo.
La política debe ayudar a eso, pero no entendida como un arma de conflicto, tensión, descalificación o desgaste. Creo en la política, pero no en la política instalada en la cultura de “con nosotros o contra nosotros”, en el error de quemar las naves del diálogo o dinamitar los puentes del entendimiento con otros partidos u otros agentes económicos o sociales.
Creo que la firmeza no está reñida con la voluntad de entendimiento. Creo que la política no está para construir problemas y sí dar respuestas. Creo que en política no se debe estar para crear poder, para tener poder, sino para creer que se puede.
José Pepe Mujica, quien fuera presidente de un país, Uruguay, que acogió a miles de canarios llegó a decir:
“La política no es un pasatiempo, no es una profesión para vivir de ella, es una pasión con el sueño de intentar construir un futuro social mejor; a los que les gusta la plata, bien lejos de la política”
Quizá no sea ésta –seguro lo compartiría Mujica- la mejor época para la política con mayúsculas, ni para los políticos en minúscula, pero sigo creyendo en la capacidad de todos nosotros para entregar una Canarias mejor que la que recogemos. Ese fin debe ser, siempre, el objetivo de quien asume una nueva responsabilidad pública.
Ése y no otro es el mandato que la ciudadanía ha dictado en las urnas. Las mujeres y hombres de nuestras islas quieren recuperar la confianza en la política, quieren volver a creer. Nos debemos a ese mandato, y a esa esperanza. Nos debemos a la alegría que ha generado la llegada de un cambio político. Nos debemos a quienes tanto esperan de nosotros, y también a quienes creen que no lo vamos a lograr.
No será fácil, pero lo vamos a hacer. Vamos a cambiar las cosas. Vamos a hacerlas de otra manera. Vamos a dejar atrás el cansancio y el conformismo. Vamos a trabajar para que la política vuelva a generar confianza e ilusión. Y vamos a contar con todos.
Por eso creo, sinceramente, que no puede haber complacencia alguna si más de un 35% de la población de nuestra tierra está en riesgo de pobreza. Esa Canarias mejor que a buen seguro queremos todos, no puede ser la que existe.
Cuando ese 35% se reencuentre con las oportunidades, avances, logros y expectativas de ese otro 65%, podremos hablar del progreso de nuestra sociedad. Mientras un 35% de las mujeres y hombres de nuestra tierra no tenga al alcance de su mano las oportunidades de los demás, seguiremos conviviendo con una sociedad rota. Cambiar las cosas es mejorarlas. El cambio empieza por lograr que la pobreza o el riesgo de pobreza den paso a una realidad más equilibrada, más justa.
Quien les habla no es un soñador, ni un iluso. Es alguien que sabe que la gestión limita mucho la esperanza, pero también rechazo a quienes hacen de la resignación o el conformismo su modo de vida.
Soy realista. Sé que cambiar las cosas no es una tarea fácil. Sé que a veces las dificultades se cruzan cuando deben llegar las soluciones. Pero también sé que bajar los brazos nunca es el camino. También sé que, si no se intenta, no se consigue.
Sé que en el transcurso de todos estos años los diferentes gobiernos, todos sin excluir a ninguno, han trabajado para poner a nuestra Comunidad Autónoma en el siglo XXI. Me consta que todos los partidos, sin excepción, han puesto de su parte. Me consta que en muchos aspectos se ha hecho un esfuerzo y también que muchos han sido los avances en distintos ámbitos.
Desde aquí quiero reconocer el trabajo que se ha hecho, reconocer el esfuerzo de quienes desde distintas ópticas e ideologías han hecho todo lo posible por dejar atrás muchos de los problemas que las islas han arrastrado a lo largo de nuestra historia. Sé de ese esfuerzo. Me consta ese trabajo.
Pero también sé que otra Canarias es posible. Una Canarias donde las oportunidades ganen la partida al desaliento.
Esa Canarias no sólo es posible sino necesaria. Tiene que ver con las prioridades de nuestra acción pública. Tiene que ver con la forma de entender la sociedad, de analizarla, de visionarla en el futuro y de poner en marcha medidas que sirvan para mejorarla.
Y es aquí donde cobra valor la alternancia política como elemento enriquecedor de la sociedad. Es aquí donde el concepto de cambio supera la frustración del que no triunfó, y pondera la exaltación del vencedor.
Esta tierra ha querido un cambio y le ha tocado al partido que represento liderarlo. Ha querido que nos sentemos con otras fuerzas progresistas para diagnosticar la realidad, centrar prioridades y proponer medidas concretas.
El pasado 26 de mayo, los canarios y canarias, con su voto, abrieron una nueva etapa política. Apostaron por el pluralismo, con 7 fuerzas con representación en el Parlamento de Canarias. Apostaron por un mensaje de colaboración por encima del enfrentamiento.
En ese esfuerzo nos hemos volcado todas las fuerzas políticas que apoyan a este candidato, con la idea de presentar un proyecto para Canarias basado en el diálogo, el consenso y la responsabilidad.
Canarias necesita un Gobierno que defienda con firmeza e inteligencia el interés general de nuestras Islas. Hace falta un Gobierno que busque tender manos, no romperlas.
Canarias se defiende con argumentos, no con ruido. Canarias se defiende mostrándonos firmes en la defensa de que las Islas reciban un trato justo, exigiendo el respeto a las leyes, en general, y a nuestro Estatuto de Autonomía, de forma especial. Canarias se defiende hablando alto y claro, pero no gritando. Canarias se defiende haciéndonos entender.
Canarias se defiende abriendo puertas, no dando portazos. Hay que abrir las puertas que conduzcan a las soluciones, hay que evitar portazos que cierren el camino a lograrlas.
Nuestras propuestas buscan aunar a una mayoría de canarios y canarias sobre una agenda de cambio que suponga un nuevo impulso para Canarias:
La lucha contra la pobreza y por la inclusión social; fortalecer el estado del bienestar, potenciar y mejorar los servicios públicos esenciales (sanidad, educación, dependencia, pensiones); impulsar la igualdad de género; favorecer el empleo, la innovación y el crecimiento económico; el desarrollo sostenible y la lucha contra el cambio climático; la participación ciudadana; la transparencia y la regeneración política; una política fiscal justa y suficiente; y, además, la defensa de los derechos e intereses de Canarias en sus relaciones con el Gobierno de España y la Unión Europea.
La acción de nuestro Gobierno tendrá además un eje vertebrador, y no será otro que alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) contemplados en la Agenda 2030, para que Canarias sea un referente en sostenibilidad social, económica y medioambiental, y mejorar así la vida de las personas.
Debemos construir una Canarias cimentada en la solidaridad, el equilibrio, la igualdad y la unión de todos los canarios y canarias.
Y hacerlo desde un ejercicio permanente de equilibrio, comprensión, flexibilidad, creatividad y esfuerzo.
Debemos hacerlo desde la lealtad a la Constitución, al Estatuto de Autonomía de Canarias y al Régimen Económico y Fiscal.
Servir a nuestra Comunidad y a nuestras gentes. Reivindicar la política como un instrumento útil al servicio de Canarias y no como herramienta para la crispación y la deslealtad.
Como decía, a buen seguro que todos en esta cámara anhelamos la mejora de nuestra tierra. La diferencia va a radicar en los caminos para alcanzarla, y en las prioridades para lograrlo.
Nosotros, como fuerzas progresistas, presentamos un proyecto de cambio para Canarias articulado en cinco grandes ejes de acción:
-Inclusión social, lucha contra la pobreza y fortalecimiento de los servicios públicos
-Economía justa y solidaria
-Transición ecológica y lucha contra el cambio climático
-Autogobierno, relaciones de Canarias con el Estado y con la Unión Europea
-Buen gobierno, lucha contra la corrupción, transparencia y simplificación administrativa
Estos son nuestros cinco ejes fundamentales que a continuación paso a desarrollar
Inclusión social, lucha contra la pobreza y fortalecimiento de los servicios públicos
Señorías, recurrir a la estadística tiene el riesgo de convertir a las personas en números, pero si hablamos de los indicadores de pobreza o exclusión social, la realidad que reflejan nos muestra una Canarias desestructurada en lo social que demanda una acción política prioritaria y firme.
Canarias, con un 36,4% de hogares en riesgo de pobreza o exclusión social, es la tercera Comunidad Autónoma del territorio nacional con peor resultado. Más aún, con un 8,8% de hogares con carencia material severa, Canarias es la peor Comunidad Autónoma de todo el panorama nacional.
Y esta realidad canaria, que escondemos con mucha frecuencia bajo multitud de parámetros económicos, va camino de cronificarse en Canarias.
Resulta evidente que los ingresos que reciben las familias y que les permiten poder llevar una vida digna están básicamente vinculados a los salarios.
Y la realidad es que en Canarias, nuestros salarios son los segundos más bajos del país, y lo que es aún más preocupante, llevan congelados desde el año 2009.
En este contexto es fácil deducir que la lucha contra la pobreza y la exclusión social será nuestra prioridad, aproximar los indicadores que reflejan esta realidad a la media del Estado, nuestro objetivo.
Para ello aprobaremos un Plan de Inclusión Social y Lucha contra la Pobreza, con especial atención a la lucha contra la pobreza infantil.