Testigos denuncian el sacrificio de animales sanos en Valle Colino
"Los metían en bolsas de plástico y el encargado del albergue se encargaba de repartirlos entre los contenedores de basura de la zona". Esta afirmación forma parte de la declaración de un extrabajador del albergue de Valle Colino durante su interrogatorio en el Juzgado de Instrucción Número 2 de Santa Cruz de Tenerife, que investiga la gestión de la Federación Canaria de Asociaciones Protectoras de Animales y Plantas (Fecapap) por el presunto sacrificio de perros sanos en los centros subvencionados de recogida de la La Laguna y Fasnia, además de una supuesta malversación de fondos públicos. Pero no es el único testimonio.
Según varias declaraciones testificales que se han llevado a cabo a lo largo de las últimas semanas, a las que ha tenido acceso mirametv.com, practicar la eutanasia y maltratar animales sanos era una constante en los dos centros gestionados por la Fecapap durante los últimos diez años: Valle Colino y Tierra Blanca. En el caso del albergue de Fasnia, y a raíz de la denuncia presentada en la vía penal por la Plataforma contra el Maltrato Animal, el Cabildo de Tenerife decidió en 2013, un año después de su apertura, dejar la gestión en manos de la empresa pública Tragsa, que aplica una política de sacrificio cero. En la causa están imputadas Adriana Naranjo, presidenta de la Federación, y Gisela Zifferer, directora del centro de recogida ubicado en La Laguna.
Uno de los testigos asegura en su declaración que cuando trabajó de voluntario en Valle Colino "pudo ver que algunos de los perros que habían ingresado el día anterior no se encontraban allí". Afirma que la auxiliar de veterinaria le comentó que "cuando llegaba Gisela hacia una selección de perros para mandarlos a la clínica y practicaban la eutanasia con ellos". Según su relato, después "los metían en bolsas de plástico y el encargado del albergue se encargaba de repartirlos entre los contenedores de basura de la zona". Esta práctica cesó, explica, "a partir de la denuncia de los vecinos", lo que provocó que el Consorcio que subvenciona al centro, formado por los ayuntamientos del área metropolitana y el Cabildo de Tenerife, acordase "que Urbaser recogiera a los animales en un camión". También asevera que es "testigo directo del arcón frigorífico que existía en el albergue para contener los cuerpos".
Otras personas que han pasado en los últimos días por el Juzgado de Instrucción Número 2 de la capital tinerfeña también han corroborado los hechos denunciados. Son constantes las alusiones a perros "que desaparecen de un día para otro", normalmente los fines de semana o lo días en los que no se permitía a los voluntarios acudir a los centros. Según las testificales, la eutanasia se practicaba especialmente con los perros catalogados como potencialmente peligrosos. "Los tenían apartados en cheniles trancados con candados, que estaban llenos un día y otro día habían desaparecido", explica otra extrabajadora, que asegura que cuando pedían explicaciones les contestaban que habían sido adoptados, pero "el protocolo para adoptar un perro de esa clasificación necesita muchos trámites y lleva mucho tiempo". En su caso, incluso, afirma que "tuvo que esconder a perros en Tierra Blanca porque querían practicar con ellos la eutanasia".
Además del presunto sacrificio de animales sanos, extrabajadores de Valle Colino y Tierra Blanca han denunciado las "penosas condiciones higiénicas" y el maltrato que sufrían los animales mientras realizaron labores de voluntarios. Uno de los testigos incide en que en el centro de Fasnia, antes de que cambiaran los gestores, hubo días en los que "se quedaron sin pienso", además de que las "condiciones eran caóticas", según su declaración. "Los perros enfermos se encontraban junto a las arquetas donde se depositaban las heces, que estuvieron sin recogerse desde el 31 de diciembre de 2012 hasta por lo menos el 18 de febrero de 2013". Este hecho provocaba que "hubieran muchas moscas; los perros medicalizados estaban llenos de moscas". En otro de los testimonios se insiste en que "el maltrato también consistía en la mala alimentación de los animales, lo que provocaba desnutrición, además de que no seguían el protocolo para su distribución en las jaulas".
Presuntas irregularidades contables
A pesar de que la Fecapap recibe más de 300.000 euros anuales en concepto de subvención para la gestión del albergue de Valle Colino, las cuentas no están claras. La juez investiga un presunto delito de malversación de caudales públicos. Algunos de los extrabajadores que han declarado como testigos en la causa aseguran que fueron contratados ilegalmente y aluden a supuestas irregularidades en la gestión financiera del centro.
Especial relevancia tiene la declaración de uno de los testigos, que durante tres años ocupó el puesto de tesorero de la Fecapap. En su testimonio, pone el dedo en la gestión del dinero que generaban las adopciones en Alemania, ya que muchos de los animales son vendidos a personas que residen en el país germano. Señala que las responsables directas de las cuentas de la Federación "eran Gisela y Adriana", además de que la documentación contable "y las chequeras" se encontraban "en el domicilio personal" de esta última.
Este testigo relata que existían dos cuentas, una de la Fecapap y otra "donde ingresaban las subvenciones anuales de los ayuntamientos", pero que posteriormente se abrió una tercera para "ingresar el dinero que procedía de las adopciones en el centro", por las que "se cobraban 30 euros". También existía un libro en el que se reflejaban los casos de animales enviados a Alemania, "de 300 a 400 perros anualmente", pese a que "no le consta que el dinero que se recibía por esas adopciones se viera reflejado en ningún libro o cuenta".
Cuando Domingo Galván, exconcejal de La Laguna y por aquel entonces presidente del Consorcio, le preguntó por las adopciones en el extranjero, el testigo asegura que le enseñó "un documento donde se acreditaba que la Asociación de Animales de Alemania pagaba por cada perro 250 euros". Fue entonces, en base a lo declarado en el Juzgado, cuando el extesorero pidió explicaciones a Adriana y a Gisela, que le contestaron que "que no era su asunto y que no tenía que meterse en ello", lo que provocó su dimisión. También alude a la supuesta compra de una furgoneta por unos 18.000 euros que la presidenta de la Fecapap habría puesto a su nombre.
Según publicó en 2013 el periódico La Opinión de Tenerife, la máxima responsable de la Federación y la directora de Valle Colino declararon en sede judicial poco después de admitirse a trámite la denuncia. La primera señaló que para poder sacrificar a los animales es necesario que éstos tengan enfermedades vírico-contagiosas o terminales o que sean agresivos con los humanos u otros ejemplares. Esta práctica, según su explicación, también afecta a aquellos que se encuentran en fase terminal psíquica y física, que den positivo en filaria y que además estén viejos. En el caso de los gatos, si sufren leucemia, sida felino o también si padecen patologías contagiosas.
Gisela Zifferer, por su parte, reveló ante la juez que accede al traslado de los animales para su adopción en Alemania porque el albergue está muy lleno y porque, si no, su destino sería practicarles la eutanasia porque tienen la obligación de recoger a todos los animales que están en la calle. Agregó, asimismo, que ninguno de los ayuntamientos que da subvenciones a la Fecapap ha informado negativamente sobre la gestión del refugio.
También reconoció que, cuando se recibe al perro en el extranjero, le transfieren el dinero que ella ha invertido y que lo destina a gastos de vacunas, pasaporte, microchip y esterilización. Manifestó, además, que la Fecapap es quien decide quién puede acceder de voluntario y que ella es la directora del albergue no cobrando ningún tipo de remuneración por ello.