Las Teresitas (parte XXV): Landete recusa a Parejo
Los magistrados y jueces no solo deben ser independientes e imparciales, sino que también tienen que parecerlo. Este principio básico del Derecho es aplicable a cualquier profesión en la que exista una responsabilidad social. Pero si hay un ámbito donde la ejemplaridad es una condición irrenunciable, sin duda, es la Justicia. Que la figura del presidente del Tribunal que juzga el Caso Las Teresitas, Joaquín Astor Landete, fuera cuestionada antes de comenzar la vista, tanto por el abogado de uno de los encartados como por la acusación popular, ha marcado un antecedente que obliga a mirar con lupa hasta el más pequeño pestañeo de su rostro.
Landete, y los otros dos magistrados que le acompañan en el estrado, Jaime Requena y Fernando Paredes, fueron considerados imparciales antes del juicio por la defensa del exconcejal de Urbanismo Manuel Parejo, que expresó su malestar por el hecho de que la sentencia de Las Teresitas esté en manos de la Sección que resolvió el recurso del mamotreto, por el que fue condenado a tres años de cárcel.
El también presidente de la Audiencia Provincial fue puesto en duda, de nuevo, por el abogado de la acusación popular, José Pérez Ventura, después de que un testigo protegido afirmase durante la instrucción que Landete era "el hombre de los González". Ambas recusaciones fueron rechazadas de plano por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC).
A pesar de que Landete sorteó las recusaciones que le llegaron desde dos bancadas distintas, no ha podido evitar que su imagen sufra un marcaje férreo de las partes. El veterano magistrado ha aprovechado las sesiones más mediáticas para cuestionar la falta de recursos del Tribunal que preside, pero también ha usado la mano izquierda para dirigir el juicio, lo que le ha llevado a hacer concesiones a acusados y acusadores. El pasado lunes, su trato al exalcalde Miguel Zerolo fue extremadamente cariñoso. Se preocupó por su falta de agua, después de que el político acabara con dos botellas durante la primera parte del interrogatorio de la fiscal, y no reparó en mostrar una actitud cordial.
El trato a Zerolo no hubiera pasado de anécdota de no ser porque, cuando acabó la declaración del exalcalde y tomó asiento delante del tribunal el exconcejal Parejo, el semblante de Landete se transformó. Con el que fuera responsable de Urbanismo ya no fue tan condescendiente, hasta el punto de que este martes, durante la vigésima quinta sesión de la vista, hizo lo que hasta ahora había evitado: preguntar con insistencia. Cuando acabó el interrogatorio del letrado de la defensa, el magistrado tomó la palabra para hacer cuatro preguntas intensas, y muy pertinentes, al político.
Parejo, que acababa de responder a su abogado y se las prometía muy feliz, se quedó traspuesto al ver que el presidente del Tribunal encendía su micrófono para lanzar su particular recusación, con la que consiguió acorralar al exconcejal de Urbanismo. Landete hizo la pregunta clave y la repitió hasta que llevó a la humillación al exedil: ¿Por qué no se incorporaron al expediente los informes que eran favorables para el Ayuntamiento?
La duda del magistrado es la misma inquietud que se despierta en cualquier ser con pensamiento crítico que se acerque al Caso Las Teresitas. El Ayuntamiento pagó 8.750 millones de pesetas por unas parcelas que, según dos informes externos y la valoración de una arquitecta municipal, valían tres veces menos. Pero es más, esos documentos nunca fueron incluidos en el expediente, lo que impedía, por ejemplo, que los conocieran los concejales que en 2001 votaron a favor de la compraventa o que, supuestamente, los técnicos no los pudieran tener en cuenta en sus informes.
Parejo había basado toda su defensa en considerar que los informes no tenían la consideración de tasación al ser solo unos "trabajos previos", lo que no convenció a Landete, que volvió a preguntar cuando el exconcejal se fue por las ramas: "¿Por qué no están en el expediente por muy previos que sean?". El político titubeó y el magistrado, por tercera vez, volvió a cuestionar por lo mismo, hasta que al final el exedil reconoció que, pese a que "no eran concluyentes", los informes eran "conocidos" dentro de la Gerencia de Urbanismo.
Más allá de la actuación dispar de Landete, lo trascendente radica en la situación en la que ha quedado Parejo, que carga ahora con la mochila más pesada, a la espera de ver cómo se defienden los funcionarios acusados de las responsabilidades que los políticos les han trasladado. Este martes, los portavoces de PP y PSOE en 2001, José Emilio García Gómez y Emilio Fresco, respectivamente, volvieron a escudarse en los informes técnicos para justificar su voto.
Ambos negaron conocer los trabajos de Pía Oramas, el anexo de Sociedad de Tasación o el informe de la Universidad Carlos III, aunque García Gómez reveló una conversación con el interventor general, Antonio Messía, en la supuestamente este le habría indicado que la valoración de la arquitecta municipal tenía que haber estado en el expediente. Fresco, por su parte, reconoció que de haber conocido las conclusiones de la entonces trabajadora del área de Planeamiento, dependiente de la Gerencia de Urbanismo, lo habría "puesto sobre la mesa".
Reuniones
A diferencia de Gómez, el exconcejal socialista respondió a las preguntas de la fiscal María Farnés Martínez, lo que aprovechó para volver a insistir en que, pese a las advertencias del entonces secretario general insular, Santiago Pérez, que dijo conocer "por los periódicos", el Grupo Municipal votó a favor por decisión mayoritaria de la Agrupación Local. Fresco llegó incluso a afirmar que intentaron contactar con el hoy concejal de Nueva Canarias en La Laguna antes del pleno, lo que, según su testimonio, no fue posible.
Pero la guerra poliica del PSOE, o las reunión que García Gómez dijo haber mantenido con pesos pesados del PP en aquel momento, como Guillermo Guigou (que lo negó a través de Twitter) o Cristina Tavío, no interesan al Tribunal, como ya ha dejado claro Landete en varias ocasiones. Lo que previsiblemente tendrá más relevancia en la sentencia serán los encuentros anteriores a la compraventa que se llevaron a cabo con los empresarios.
Tanto Gómez en fase de instrucción, cuya declaración leyó la letrada de la Administración de Justicia, como Fresco durante sus respuestas a la fiscal, este martes durante la vista, reconocieron la existencia de una reunión que se celebró en enero de 2001, una semana antes de que el pleno aprobara el acuerdo marco que abrió la puerta a la negociación con los propietarios. En la cita estuvieron, entre otros, los dos portavoces de la oposición, Parejo, los empresarios y Zerolo.
Las afirmaciones de Gómez y Fresco contradicen la versión que este lunes ofreció el exalcalde. Miguel Zerolo sólo admitió haberse encontrado con Ignacio González una vez en el mes de junio de 2001, en la reunión en la que el entonces presidente de la Cámara de Comercio fijó el precio de la compraventa. Según los portavoces de PP y PSOE, al menos fueron dos las veces en las que el regidor nacionalista se vio las caras con los empresarios para hablar de la operación.
El propio Gómez dejó claro en su declaración ante el Tribunal Superior de Justicia de Canarias que esas reuniones eran actos organizados "por el alcalde", con lo que aprieta la posible responsabilidad de Zerolo, que este lunes volvió a insistir en que no estaba al tanto de los "detalles" del expediente. El portavoz del PP, a preguntas de su abogado, también reveló supuestos enfrentamientos entre el jefe de Planeamiento, Epifanio Gómez, y el arquitecto de los empresarios, Javier Domínguez Anadón, con los redactores del Plan General de Ordenación (PGO) por el aprovechamiento del frente de playa. La fiscal no dejó pasar la oportunidad de preguntar por estas discrepancias a Emilio Fresco, que negó conocer su existencia.
El juicio del Caso Las Teresitas se reanudará el próximo jueves, tras el descanso del miércoles, con la declaración de los técnicos. Los primeros serán los dos funcionarios a los que Parejo y Zerolo han cargado con mayor responsabilidad, el gerente y el secretario de la Gerencia de Urbanismo, José Tomás Martín y Víctor Reyes. Veremos si, como los políticos, ponen el ventilador. Si hay algo que no han contado hasta ahora, esta será su última oportunidad.