Tortugas bobas, angelotes y mantelinas, especies marina vigiladas por la iniciativa CanBio
Canarias es una de las regiones del mundo con mayor riqueza natural. Inscrita en la Macaronesia junto con Cabo Verde, Azores y Madeira está considerada como un reservorio de la riqueza marina. Se han contabilizado 32 especies de cetáceos habitando o transitando por estas aguas. Una cifra que supone el 84% de estas especies en el Atlántico Norte. Pero, no solo los cetáceos han encontrado en aguas canarias un lugar idóneo para vivir: corales de aguas profundas, peces, invertebrados o mamíferos de gran tamaño como los cachalotes forman el increíble universo submarino que CanBio pretende proteger.
Dentro de la riqueza en especies del archipiélago canario hay algunas que son rápidamente identificadas y apreciadas por los habitantes de las islas, como los angelotes, las mantelinas o las tortugas bobas. Según la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), estas tres especies están en peligro. Concretamente, el angelote (Squatina squatina) está en la zona roja, con la consideración de críticamente amenazado; la mantelina (Gymnura altavela) está clasificada como amenazada y la popular tortuga boba (Caretta caretta) se encuentra en la zona de vulnerable dentro del listado oficial de especies.
CanBio realiza acciones específicas para conocer mejor y proteger a cada una de estas especies. Con el nombre de BioMAR se realiza el estudio y marcado de estos tiburones de fondo, que habitan sobre la arena de zonas cercanas a las playas. Estos datos permitirán conocer bien sus hábitos, analizar como les afectará el incremento de temperaturas marina que está produciendo el cambio climático y tomar medidas para su protección.
Las mantelinas o rayas mariposa, son otra de las especies que reciben una especial atención en CanBio. En este caso se ha desarrollado por completo la metodología de marcaje junto con la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, introduciendo una marca acústica a través del orificio de la biopsia. Por otro lado, gracias a los veterinarios de Loro Parque y Poema del Mar se ha conseguido por primera vez en el mundo realizar ecografías de ejemplares salvajes de esta especie, que han permitido comprobar que muchas de ellas están “preñadas” al llegar a la playa, o han parido las crías poco antes. Estos resultados son vitales para comprender como el cambio de temperatura del agua puede llegar a afectar a su ciclo reproductivo.
Por otro lado, en la playa de Cofete, en Fuerteventura, se monitoriza mediante drones y recorridos a pie si alguna de las crías de tortuga que se soltaron hace casi 20 años para re-establecer una colonia de tortugas bobas en Canarias ha regresado para poner sus huevos. El proyecto Pelagos del Gobierno de Canarias y el Cabildo de Fuerteventura fue pionero hace 20 años en mitigar los efectos del cambio climático sobre las tortugas marinas, que se ven afectadas al aumentar la temperatura de las playas lo que podría hacer que nacieran más hembras que machos.