«No me voy a olvidar jamás de mi primer día en la radio», narra Teresa Alfonso, popular locutora y voz histórica de las ondas en Canarias. Tere trabajaba de teleoperadora en Telefónica, «para sacar un dinerito para navidades». Allí descubrió su voz Luis Cobiella Cuevas, el jefe de programas de la emisora La Voz en La Palma, y el 7 de enero le ofrecieron la plaza: «Fue el mejor regalo de reyes que me han hecho nunca».
Siendo sus prácticas de finalización de sus estudios, pensaba: «Se me tiene que estar escuchando el corazón palpitar». Elena Falcón, periodista y licenciada en Historia, comenta que en su casa no existía esa costumbre de escuchar la radio, pero a la hora de elegir las prácticas eligió Radio Club Tenerife y se enamoró del formato.
«La radio se va impregnando poco a poco, es como la lectura o hacer deporte», cuenta Eric Pestano, jefe de informativos de Ser Las Palmas, aunque reconoce que no se pensó demasiado su salto a la radio: «En la facultad pensé, siempre me ha gustado y por qué no hacerlo, y hasta ahora».
Tere Alfonso, junto a Juan Carlos Mateo, fueron los encargados de los informativos, «y esa dupla era un espectáculo», apuntaba Elena. «Tuve muchísima suerte. Nos dejaban jugar y experimentar con la información y la radio», recuerda. Y recalca también la importancia de la confianza a la hora de ser personas creativas.
Lo más importante para ellas es quedarse con la alegría de la gente. «Una señora me saludó en la calle y me dijo que le había acompañado cuando estuve enferma durante 6 meses en una cama», cuenta Teresa. Y cuando se tratan temas que afectan a la gente y se ayuda, desde la radio, a solucionarlo, «no solamente entretienes y acompañas, también ayudas», añade Elena.
Estar tantos años conectada de manera tan directa con la gente es una fuente inagotable de anécdotas, y Tere Alfonso las atesora de todos los colores: «Me encontré un día en la calle que había una manifestación en frente del consulado de Cuba. Me fui a una casa cercana y le pedí a una señora si me dejaba usar el teléfono fijo para llamar a la radio y dar la noticia».
De esa radio aún queda, pero la tecnología y los nuevos hábitos de consumo van cambiando la manera en la que se piensa la radio. «La radio de ahora hasta cuestiona que se escuche en directo. Tenemos esa radio a la carta, con los podcasts también, y la dinámica es muy diferente».
Ahora la radio se ve, a parte de escucharse, pero nunca dejará de ser pura emoción. Teresa Alfonso contaba la definición que le dio en una ocasión que fue a hacer un programa a cárcel, un señor que allí se encontraba: «La radio es un veneno que se te va metiendo poco a poco en la sangre y del que no te desprendes hasta el día que te mueres».