Lo de este fin de semana es solo una más dentro de los errores arbitrales en contra del CD Tenerife en los últimos años. Porque no, no ha sido casualidad, ni cuestión de un día o de un error puntual. Y es que a los tinerfeños les ha pasado absolutamente de todo en los últimos años.
Un club centenario que ha visto una vez más pisoteado su orgullo, ya que la actuación del colegiado Fuentes Molina rozó el esperpento. Pero vamos por partes, que hay mucha tela que cortar en este asunto. Empecemos precisamente por el nefasto partido de este domingo. Con una segunda amarilla al canterano César que deja dos aspectos a analizar: El primero, una jugada sin trascendencia, en el medio campo, sin ser una acción prometedora de gol, y siendo un contacto tan leve, nunca debe ser señalizado con tarjeta amarilla, y menos si supone la expulsión de un futbolista. Y el segundo, el señor Fuentes Molina indica la falta y en primera instancia no tiene intención de sacar la cartulina, pero cuando protesta el público del Sardinero y se da cuenta que es un jugador con tarjeta, reacciona y le muestra la segunda amarilla. ¿Casualidad? No lo creo.
Pero aunque parezca mentira no es la acción más polémica del duelo. En mi vida había escuchado que caer de forma fortuita sobre un contrario y derribarlo, no era falta. Que jeta tienes que tener para soltar por la boca semejante barbaridad. Pero analicemos también esta jugada. El árbitro se posiciona con su cuerpo y hace el gesto para pitar falta a favor del Tenerife, pero al ver que es una jugada prometedora de gol para el Racing, se hace el loco y no la señala. Primer error. Pero lo más grave de todo, es que lo llaman del VAR para revisarla, y viendo la acción repetida, es tan caradura que no se desdice y mantiene su decisión soltando ya su mítica frase de «cae de manera fortuita, para mí no hay falta voy a dar gol». Qué sinvergüenza.
Si fuera la primera vez que pasa algo tan clamoroso en contra del Tenerife, quizás las cosas serían diferentes, pero por desgracia somos el conejillo de indias de los árbitros. Nos podríamos quedar solo con las acciones de esta temporada para demostrarlo, como con el gol del Málaga en fuera de juego, el gol anulado a Diarra en Elche sin imágenes, o lo que sucedió hace unas semanas en Miranda. Pero en los últimos años, hemos pasado de la líneas torcidas del VAR en Butarque, al apagón de cámaras en Granada, la mano fuera del área de Jorge en Copa ante el RCD Espanyol que fue señalizada como penalti, la repetición de un córner que había acabado en gol de Fran Sol en Zaragoza, o el gol del Valladolid en Pucela con Sylla en fuera de juego posicional. Son tantas y tan graves, que es normal que el club se haya cansado y en la tarde de ayer sacara un comunicado oficial pidiendo respeto.
Un respeto que tanto piden los árbitros, con todo su derecho, pero que no aplican sobre el terreno de juego ante equipos como el CD Tenerife.