Canarias ha experimentado un incremento de 15.301 residentes durante el primer trimestre de 2025, alcanzando una población total de 2.258.726 habitantes, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
El crecimiento poblacional del archipiélago presenta varias particularidades. Por un lado, el saldo migratorio positivo ha sido el principal motor del aumento, representando aproximadamente el 72% del total (unas 11.000 personas). Este flujo migratorio proviene principalmente de Venezuela, Colombia y Marruecos, países cuyos ciudadanos encuentran en Canarias, y especialmente en su pujante sector servicios, oportunidades laborales atractivas.
Sin embargo, este panorama contrasta con el crecimiento natural negativo, donde las defunciones superaron a los nacimientos en 1.2 personas por cada 1.000 habitantes. Este dato refleja el preocupante envejecimiento progresivo de la población autóctona, un fenómeno que comparten muchas regiones españolas pero que en Canarias se ve matizado por la llegada constante de población extranjera más joven.
La distribución territorial del crecimiento muestra notables diferencias entre islas. Gran Canaria y Tenerife, las dos islas capitalinas, concentran el 82% del aumento poblacional, mientras que las islas más pequeñas como El Hierro y La Gomera registraron pérdidas de población cercanas al 0.3%. Esta disparidad acentúa los desequilibrios territoriales históricos del archipiélago.
El INE proyecta que Canarias superará los 2.3 millones de habitantes en 2026, pero alerta sobre el riesgo de despoblación que afecta al 45% de los municipios rurales del archipiélago en la próxima década. Estas proyecciones plantean importantes retos de planificación territorial y social para las instituciones canarias en los próximos años.
En resumen, Canarias continúa experimentando un crecimiento poblacional impulsado por la inmigración extranjera, lo que plantea desafíos significativos en términos de planificación urbana, servicios públicos y políticas de integración.
