Veintisiete organizaciones de La Palma han dado a conocer el Manifiesto por La Palma, un documento que defiende un nuevo enfoque para el desarrollo de la isla, en oposición al modelo actual, el cual consideran que explota tanto a las personas como a los recursos naturales.
Representantes de sectores como la cultura, la agricultura, la defensa medioambiental, la educación y los derechos LGTBI+ han expresado su disconformidad con la estrategia de reconstrucción tras la erupción del volcán Tajogaite, calificándola de «obsoleta y dañina».
Entre las asociaciones destacan grupos ecologistas como Ben Magec-Ecologistas en Acción, la Plataforma por un nuevo modelo energético, y la Plataforma por un precio justo del plátano, además de colectivos feministas, culturales y sociales.
El manifiesto subraya que la recuperación de La Palma debe enfrentar desafíos climáticos, energéticos, hídricos y alimentarios, promoviendo una distribución equitativa de la riqueza, asegurando condiciones de vida dignas para todos y respetando el entorno natural.
Los colectivos han criticado a políticos y grupos de inversión por impulsar un modelo turístico explotador que repite errores ya cometidos en otras islas del archipiélago, argumentando que esta visión no es sostenible y pone en peligro el futuro de La Palma.
El Manifiesto por La Palma propone un desarrollo centrado en la comunidad y el medio ambiente. Sus propuestas incluyen una gestión más eficiente y sostenible del agua, la promoción de un turismo respetuoso con el entorno, y la transición a energías renovables gestionadas localmente.
También enfatizan la necesidad de proteger a los trabajadores del sector primario con salarios justos, fomentar el comercio local, generar empleo en la economía social y solidaria, y mejorar los servicios de salud pública.
El documento aborda la necesidad de una acogida justa para los migrantes y propone políticas urgentes para resolver la crisis de vivienda en la isla, asegurando el acceso a hogares asequibles y regulando el mercado inmobiliario.
