Mariam AbdelhayeDurante los últimos meses de 2024, la capacidad de las balsas en Tenerife experimentó un ligero incremento, aunque no suficiente para hablar de una verdadera recuperación. Entre noviembre y diciembre, el nivel de llenado pasó del 30% al 38%, pero aún se encuentra lejos de los valores considerados normales.
De no mejorar la situación, los cultivos seguirán siendo los más afectados. En enero de 2021, las balsas de la isla alcanzaban un 58% de su capacidad, pero esta cifra ha ido disminuyendo progresivamente: 46% en 2023 y un alarmante 33,4% a finales de 2024. A comienzos de este año, el nivel ha subido al 38,4%, solo un 5% más.
Se prevé que el aumento en las precipitaciones no será suficiente por sí solo, por lo que, será crucial que las temperaturas se mantengan bajas. Actualmente, el agua que llega a las balsas no proviene directamente de la lluvia, sino de lo que queda sin consumir, principalmente aguas subterráneas y regeneradas.
Por un lado, en el sur de la isla, las balsas presentan un nivel relativamente alto gracias al uso de agua regenerada, especialmente en municipios como Granadilla y Arona. Mientras que en el norte, los niveles no superan el 30%, un problema que se atribuye a fallos en las redes de distribución.
Los cultivos de secano son los más vulnerables ante esta situación de sequía. Los frutales que se encuentran en las medianías, así como hortalizas como las papas, podrían sufrir grandes pérdidas. El panorama es especialmente preocupante porque coincide con el inicio de la siembra del 60% de la producción de papas en Tenerife.
